Mientras las cosechadoras dan los primeros pasos por la extensa geografía de Brasil, las expectativas de productores y de especialistas por ver un volumen récord de soja en la actual campaña 2021/2022 se van desvaneciendo por el impacto del tiempo seco y caluroso que, Niña de por medio, afecta cultivos y suelos sobre el sur del país. Así lo reflejó ayer la consultora AgRural, al ajustar en 11,30 millones de toneladas, de 144,70 a 133,40 millones, su estimación sobre la producción en el principal proveedor mundial de la oleaginosa, contra los 145,40 millones pronosticados inicialmente y frente a la vigente mayor marca histórica alcanzada en el ciclo anterior, con 137,32 millones recolectados.
“La falta de lluvia en el sur del país es la mayor preocupación y fue la que nos llevó a reducir la estimación de producción para los tres Estados de esa región (Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul) y también para Mato Grosso do Sul, por el clima cálido y seco que impera desde principios de noviembre”, contó a LA NACION, desde Paraná, Daniele Siqueira, analista de mercados de AgRural.
El ajuste proyectado por la consultora brasileña se sumó al hecho el lunes por la filial Brasil de la firma estadounidense StoneX, que revisó su estimación de 145,10 a 134 millones de toneladas. En ambos casos, las nuevas cifras se ubican lejos de los 144 millones de toneladas calculados en diciembre por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) y de los 142,79 millones de toneladas pronosticados por la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab), dependiente del Ministerio de Agricultura de Brasil. Estos organismos deben renovar sus previsiones el miércoles y el jueves próximos, respectivamente.
Consultada sobre la posibilidad de que zonas como Mato Grosso, que recibieron lluvias generosas durante todo el ciclo del cultivo, compensen las pérdidas, Siqueira explicó que con la excepción de los Estados mencionados anteriormente como zonas de cosechas en baja, en el resto de las regiones agrícolas de Brasil se evidencian “excelentes condiciones. Pero aun así, solo compensarán parcialmente las pérdidas por sequía y calor en el Sur. Los ajustes al alza de la productividad en otros Estados no están descartados para la revisión que haremos en febrero y podrían elevar la producción brasileña desde los 133,40 millones de toneladas que prevemos hoy, pero probablemente el número final seguirá por debajo del récord de 137,32 millones de toneladas de la última cosecha”.
A contramano de lo que pasa en el sur, en el centro y el norte de Brasil abundan las lluvias. Al respecto, la especialista de AgRural señaló que hay informes de granos con exceso de humedad y daños, pero que la situación aún no es grave. “Para que no haya pérdidas de calidad y productividad, ni retrasos importantes en la recolección, es fundamental que las lluvias de enero y de febrero (siempre voluminosas en Mato Grosso) vengan intercaladas con períodos de apertura para la luz solar. Así, incluso si los volúmenes de lluvia fueran grandes, los productores lograrán cosechar y la pérdida de calidad se mantendría dentro de los límites normales. En ese sentido, si bien durante la presente semana las lluvias están siendo mayores a las usuales, para las próximas dos semanas se auguran precipitaciones normales o por debajo de lo normal, una gran noticia para Mato Grosso”, aseguró.
Más allá del impacto alcista que los recortes en las estimaciones de producción de Brasil ya generaron sobre los precios de la soja en la Bolsa de Chicago –un 12,36% desde principios de diciembre, con una transición de 450,38 a 506,05 dólares por tonelada–, la eventual presión bajista del ingreso de la nueva cosecha en el circuito comercial podría darse desde la segunda quincena de enero, pero con mayor relevancia desde febrero. “En enero ya debería haber un volumen importante de exportaciones desde Brasil, pero resultará menor que lo inicialmente esperado porque el oeste de Paraná, una de las primeras regiones de Brasil en entrar en cosecha, está sufriendo una caída muy severa en sus rindes debido a la sequía”, dijo Siqueira.
El ingreso de la oferta brasileña de soja en el circuito comercial, que más allá de los recortes previstos continuará siendo un volumen abundante, le permitirá a la demanda china una alternativa a la mercadería de los Estados Unidos, país que arrastra un atraso relevante en sus ventas externas respecto del ciclo comercial precedente. Ahí reside la posibilidad bajista para los precios en Chicago, si los mayores compradores comienzan a centrar su interés sobre Sudamérica. Durante 2021 Brasil exportó 86,63 millones de toneladas de poroto de soja, récord que superó los 82,30 millones de 2020, según informó el martes la Asociación Nacional de Exportadores de Cereales brasileña, que añadió que el 70% de lo embarcado fue rumbo a puertos chinos.
Maíz, también con recortes
Dividida en tres cosechas, la producción de maíz 2021/2022 en Brasil también evidencia las consecuencias de la falta de humedad en el sur del país. “La primera cosecha AgRural la estima en 23,40 millones de toneladas, con una reducción de 4,40 millones respecto de la estimación inicial debido a la sequía en el sur, especialmente en Rio Grande do Sul. En el resto del país, la primera cosecha va muy bien”, indicó la especialista.
En su informe de diciembre la Conab proyectó la primera cosecha de maíz de Brasil en 29,07 millones de toneladas; la segunda, en 86,26 millones, y la tercera, en 1,86 millones, para un total de 117,18 millones de toneladas, un récord que superaría los 102,52 millones del ciclo 2019/2020 y que se espera permita compensar la escasez dejada por la campaña 2020/2021, que tras ser muy afectada por el clima seco aportó solo 87,05 millones de toneladas.
Esa caída de la oferta en el ciclo comercial precedente obligó a Brasil a reducir sus exportaciones de maíz de 34,89 a 19,20 millones de toneladas y a elevar sus importaciones de 1,45 a 2,70 millones de toneladas. Sobre esto último, en los primeros once meses de 2021 la Argentina despachó hacia puertos brasileños 1,35 millones de toneladas del cereal, un 2221,58% más que en igual segmento de 2020, de 58.150 toneladas, según datos del Ministerio de Agricultura de la Nación.
Para la segunda cosecha brasileña, la más relevante en cuanto a volumen, que se inicia con las siembra a medida que se va levantando la soja, AgRural prevé un aumento del 6% en el área plantada y una producción potencial de 86 millones de toneladas, frente a los 60,70 millones del año pasado. “Mato Grosso ya debería tener un avance en la siembra en los próximos días, en cuanto se coseche más soja y luego de que los productores hayan avanzado más con la siembra de algodón, que tiene prioridad porque su ventana de siembra es más corta que la del cereal. En Paraná, sin embargo, los productores están esperando lluvias más fuertes para comenzar a implantar maíz, ya que el suelo está muy seco”, advirtió Siqueira.
Agregó que si la siembra se realiza dentro de la ventana ideal en todas las regiones (hasta finales de febrero), la posibilidad de tener una buena segunda cosecha es grande, “a menos que las lluvias caigan mucho en abril, algo sobre lo que deberán hablar los meteorólogos”.
En diciembre el USDA estimó la cosecha total de maíz de Brasil en 118 millones de toneladas, en tanto que sus exportaciones las proyectó en 43 millones, dato este último exageradamente optimista frente a los 36,68 millones previstos por la Conab.